Feliz domingo chicas y chicos. Pensé que este blog post sería sobre el turismo que hice en Medellín; pero la verdad es que no pude hacer mucho. Estaba enfocada en proyectos personales (que por ahí les contaré) y se me fue el tiempo volando lo que me obligó a regresar, jajaja. Sólo conocí la Plaza Botero y fui a almorzar a un restaurante espectacular y de comida deliciosa, se llama Tony Roma´s en el Dann Carlton; es un restaurante giratorio en el piso 19 con una espectacular vista panorámica. Sólo pasé por el parque de los Pies Descalzos y el Jardín Botánico; sin embargo, como no me bajé, no pude tomar buenas fotos.


Lo que sí, es que no podía dejar de escribirles algo un día como hoy en el que tenemos tiempo libre para hacer lo que nos gusta. No olviden probar los platos que les recomendé el domingo pasado, enserio que están de muerte lenta.
Bueno, este blog post es una especie de confesionario, jajaja ya que se trata de mis 7 pecados capitales. No sé si ustedes conocen acerca de la existencia de los 7 pecados capitales que todo ser humano comete, pues todos tenemos diferentes formas de caer en ellos. Aquí les cuento cómo me pasa a mí y cómo intento mejorarlo. ¡No todo puede ser color de rosa, eh! Aquí les van:
- La soberbia: Se define como un sentimiento de superioridad frente a los demás que provoca un trato distante o despreciativo hacia ellos. Soy soberbia cuando me molesta que me hagan esperar a pesar de que el resto del mundo lo hace y cuando quiero que me contesten mis mensajes y llamadas a como de lugar. Aunque siendo completamente sincera, peco mucho más en sentirme inferior a superior; sin embargo, todos tenemos ese día en el que amanecemos con la cabeza en las nubes. Cuando me siento así, intento darme cuenta de mis defectos, de ver a mi lado y elogiar la gran cantidad de personas con capacidades y talentos iguales o más desarrollados que los míos. Eso me ayuda a tener los pies sobre la tierra y además me impulsa a trabajar por ser mejor.

- La avarcia: Es el afán de poseer muchas riquezas por el sólo placer de atesorarlas sin compartirlas con nadie. Tampoco considero que caiga seguido en este pecado capital, excepto cuando viajo. Cuando lo hago me quiero quedar en el mejor hotel y cenar en los mejores restaurantes así sea que eso me cueste no poder gastar en más nada durante el mes. Mi hermana siempre lo ha juzgado; sin embargo, creo que la comodidad es algo que vale la pena pagar. ¿Cómo luchar contra la avaricia? Dándonos cuenta que todo lo material se deteriora y pasa de moda tarde o temprano. También reaccionando ante el hecho de saber que cuando morimos nada nos podemos llevar a la tumba. Sólo quedarán las huellas que dejamos y los momentos vividos. Además, lo material no puede darnos un fuerte abrazo cuando necesitamos un hombro para llorar. Es mejor un corazón en paz que un baúl lleno de oro.

- La envidia: Dice el diccionario que es el sentimiento de tristeza o enojo que experimenta una persona que no tiene o desearía tener para sí, algo que otra persona posee. Antes me daba un poquito de envidia ver a todo el mundo con su pareja feliz y yo soltera, sufriendo por chicos que no lo merecían; hasta que maduré y entendí que eso era solo por mi culpa al no saber elegir. Cuando amamos lo que hacemos y nos amamos a nosotros mismos, no hay espacio para la envidia. Debemos sentirnos agradecidos con Dios y la Vida porque a pesar de todo seguimos vivos, de esta manera no tendremos tiempo para envidiar lo que tiene el de al lado.

- La ira: Sentimiento de enfado muy grande y violento. Este es el pecado capital que cometo más seguido. Aunque no lo crean, dentro de la dulzura que suelo tener, cuando me enfado, me enfado enserio. Un enojo es algo que puede ser más grande que cualquiera y que no le hace daño a nadie más que a la misma persona. Cuando sientas que la ira se apodera de ti, respira profundo y trata de pasar la página buscando una solución que traiga paz y amor a tu vida. Cuando nos dejamos llevar por el enojo tomamos las peores decisiones, eso se los aseguro.

- La lujuria: Es el deseo sexual desordenado e incontrolado. Las mujeres no somos tan dadas a la lujuria como el hombre; pero tampoco salimos absueltas. Y para que se sientan aún más identificados (as), seguro les pasa que tienen a una buena pareja con ustedes pero por sólo capricho miran para los lados. Yo soy una persona muy tranquila en ese sentido; pero sí he cometido el error de tener a un buen hombre a mi lado y no querer darle la oportunidad por evadir el compromiso y por pensar que puedo perder la oportunidad con alguien mejor. Cuando se es maduro y se entiende que hay cosas más importantes que una cara bonita y unas curvas sensuales, nos libramos de este pecado capital.

- La gula: Apetito desmedido de comer y beber. Yo creo que todos llegamos a comer sin hambre por el simple hecho de entretenernos o por antojo. Yo cometo mucho este error cuando se me llenan primero los ojos al ver el menú. Pido mucha comida que luego no me termino; pero me la como aunque esté a reventar lo cual tampoco es nada bueno ya que van las libras para arriba. ¡Qué destino! Dejar la gula a un lado, es ahorrar… piensa en eso, jajaja…

- La pereza: Falta de ganas de trabajar o de hacer las cosas que les corresponden, es propio de la persona perezosa. Yo soy todo menos perezosa para trabajar, pero sí me ataca la pereza a veces para mis tareas de la universidad y cuando caigo en cuenta me da vergüenza por mí misma. Tan grande y a veces tan fresca, jajaja… tómate una buena taza de café negro y problema resuelto.

Recuerden siempre que el primer paso para ser mejor persona es reconociendo nuestras limitaciones, reflexionando sobre los errores cometidos y estar dispuestos a mejorarlos. No debemos tener pena de asumir nuestras fallas, al final del día, nadie es perfecto. Y no me quiero despedir sin antes compartirles una frase hermosa que leí de la Madre Teresa de Calcuta: “Que nadie venga a ti, sin irse mejor y más feliz”.
Besos, 
Sheldry
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