¡Hola, chicas y chicos! ¡Feliz jueves! De seguro están preparándose para disfrutar de estos días tranquilos que son de mucha reflexión y de compartir en familia. Hoy queremos hablar de un tema que es liberador. Se trata del perdón, que es sin duda, un tema importante para nuestro crecimiento. Todos en algún momento de la vida hemos pasado por una situación en la que hemos tenido que pedir perdón o perdonar… Porque es de humanos.

Pero… ¿entendemos realmente lo que es el perdón?

El perdón, por definición, implica una decisión de dejar atrás el rencor y los pensamientos sobre venganza. Esos sentimientos tan amargos que envenenan nuestra alma y nos estancan en la vida.

Vivir experiencias dolorosas nos puede marcar para toda la vida y si no tomamos un tiempo para superarlo, se puede convertir en una limitación más adelante. Por ejemplo; si alguien traiciona nuestra confianza, más adelante posiblemente será difícil confiar nuevamente en otra persona. Si nos sentimos inseguros frente a alguna situación específica, es probable que experimentemos esas sensaciones frente a escenarios similares; incluso, si cometemos un error, siempre tendremos miedo a repetirlo.

Hay que tener claro que, en estas situaciones, no necesariamente las personas que te hieren lo hacen de forma consciente. Pudo haber sido un comentario que alguien hizo sin malicia y tocó una fibra sensible en ti, o algo que tus papás o amigos te criticaron y no te gustó; pero son hechos que te marcan significativamente.

Estos sentimientos pueden ponerle un freno a nuestra vida y hacer que nos quedemos en el mismo sitio por años o repetir patrones sin saberlo. Y es ahí en donde “perdonar” hace su magia, pues cuando perdonamos podemos cerrar ciclos y seguir hacia adelante. Perdonar te aliviana, te da paz y te da gratitud.

Además de los beneficios físicos que tiene el “saber perdonar” en tu vida:

• Fomenta relaciones más sanas.
• Mejora tu salud mental.
• Disminuye la ansiedad, el estrés, y mal humor.
• Baja tu presión arterial.
• Fortalece tu sistema inmune.
• Mejora tu autoestima. 

Perdonar no es una tarea fácil, especialmente cuando estamos en constante competencia con nuestro ego y el enojo se puede llevar la mejor parte de nosotras porque queremos que los demás sufran eso que estamos sintiendo; sin embargo, esto es como tomarse el veneno y esperar que la otra persona se muera.

La única forma de avanzar es hacer las paces con lo que estás sintiendo y enfocarte en solucionar los problemas de primera mano.

El rencor no trae nada bueno a tu vida, es más:

• Te dificulta estrechar lazos de confianza con otros.
• No te permite ver un panorama más completo frente a la vida y las relaciones.
• Fomenta la ansiedad y la depresión.

El proceso de personar empieza en ti y aquí te dejo algunos consejos que pueden ser útiles para saber cuándo perdonar o pedir perdón, según el psicoterapeuta José Antonio García:

• Reconoce tus emociones: Si pasas por una situación difícil, reconoce lo que estás sintiendo. Qué fue lo que te lastimó de la experiencia, por qué las cosas se dieron de esa manera… la idea es verlo desde un punto de vista objetivo y darle aire a la situación para hacer autoanálisis.

• Asume tus errores: Hay que reconocer en qué nos equivocamos, en qué fallamos, y a partir de ahí, entender en qué podemos mejorar. Ten presente que no se trata de repetirte una y otra vez lo que haces mal y castigarte por ello, sino verlo como una oportunidad de crecimiento y superación. Porque todos comentemos errores; pero si somos conscientes, podemos aprender de ellos.

• Libera de la culpa a quien te haya ofendido o lastimado: Esto no quiere decir que no hay un responsable de un hecho traumático; pero no podemos responsabilizar a ese alguien que culpas de todo lo que sucede en tu vida, esa persona es responsable de un hecho, pero no de todos.

• Dale voz a eso que está sintiendo: Háblalo en voz alta, pide perdón si lo necesitas o expresa aquello que te hizo daño. Enfréntalo porque así das paso a una conversación e iniciar este proceso, es liberador.

• Pedir perdón lleva tiempo: No se perdona de la noche a la mañana, es un proceso que conlleva tiempo y mucho trabajo, pero vale la pena para volver a sentirte ligera y tranquila.

El perdonar o pedir perdón se hace de corazón, y no necesariamente quiere decir que debemos reconciliarnos con quienes nos lastimaron u olvidar eso que nos hizo daño; pero sí desprendernos del rencor, del odio y del enojo en esos momentos amargos para ser feliz. Perdonar puede quitar el poder que la otra persona sigue teniendo en tu vida y te da el poder a ti. ¡Sé la protagonista de tu historia! Cuando sientes rencor hacia alguien, es esa otra persona la que protagoniza tu vida. 

Recuerda que todo en la vida es energía y de lo que das recibes. Así que vamos a vivir una vida como personas de bien y a apoyarnos unos a las otros para poder crecer física, mental y espiritualmente. 

¡Felices Pascuas!

Besos,

Inspírate Latam