Ya les he comentado que me encanta el cine. Hace unos días vi “Milagros del cielo”, un hecho de la vida real que seguramente algunos de ustedes ya vieron y donde más de uno, como yo, lloró durante la película. Es sin duda alguna, una historia hermosa; más allá de las creencias que cada uno tiene, nos da un mensaje de esperanza que todos, sin distinción alguna, necesitamos oír y/o sentir en algún momento de nuestra vida.
Aquí les dejo un avance para que se animen y disfruten de este excelente trabajo cinematográfico, aquellos que no han tenido la oportunidad de verla. Y para los que ya la disfrutaron, les comparto unos puntos que llamaron mi atención:
· No cabe duda que una familia unida jamás será vencida. Me encantó cómo resaltan el enorme valor que tiene vivir y compartir en familia. Cuando la protagonista enfermó, y le prohibieron ciertos alimentos, todos estuvieron dispuestos a cumplir con la misma dieta, ¡como un gran equipo!
· La educación en el hogar es primordial para el desarrollo de un ser humano. Cuando los niños crecen con el ejemplo de unos padres de fe y en un hogar en donde reina la comunicación, el amor y la convivencia; esto hace la diferencia.
· Puedo mencionar, aquellas escenas en las que la duda y falta de fe se apoderan de la madre de la protagonista. Es un claro ejemplo de cómo en los momentos más difíciles, aquellos en los que nos sentimos en total oscuridad, perdemos nuestra fe en Dios y la confianza de que todo saldrá bien; sin embargo, son en esos momentos los que contribuyen a fortalecer nuestra fe para a través de ella atraer pensamientos positivos que nos encaminen al logro de lo que necesitamos.
· Despertó mucho mi atención, aquellas personas de la iglesia los cuales indicaron que por culpa de los pecados de los padres, la niña no sanaba. Creo en Dios y en la iglesia; pero sin interés de entrar en controversia, es lamentable que personas que profesan una fe y practican fielmente una religión, piensen de esta manera. Hoy día, nos encontramos con muchas personas que piensan de esta forma, cuando ser hijo de Dios es ser pecador pues perfecto sólo es Él. Los pecados no están para juzgarse, están para aceptarse y corregirse pues forma parte de la naturaleza del ser humano.
· Son muchos los valores que esta película resalta y por eso la recomiendo. Generosidad, paciencia, entrega, fe, amor incondicional y muchas emociones más van a vivir en “Milagros del cielo”, una película que te inspira a ser mejor como persona y a tener la convicción de que no estamos solos.
Pero ahora les quiero relatar mis milagros del cielo. “Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro” Albert Einstein.
Yo creo en los milagros y en ocasiones, los he podido identificar. Hace años atrás, muchos años atrás, una noche común y corriente estaba cenando en familia en un resturante recién inaugurado en Chitré. La cena en familia de los sábados fueron unos de los momentos favoritos durante mi infancia. Todos los sábados por la noche salíamos a compartir en familia, concluida la cena, íbamos a casa y si mis padres tenían algún plan, nos entregaban la llave de la casa, dejándonos en la puerta. Dayana y yo quedábamos solas en casa a cargo de mi hermano Rigo quien lo primero que hacia al llegar a casa era entrar a millón a su baño. Esa noche, mis padres decidieron dejarnos en casa después de la cena. Ya íbamos rumbo a nuestro hogar cuando en forma inesperada y sin ser algo usual me surgen muchas ganas de visitar a mi abuela. Todos se sorprendieron pues conocen que me aburría estar en casa de mi abuela ya que no tenía computadora ni DVD para ver películas. Justo esa noche quería ir a casa de mi abuela. Mi papá, de último momento, aunque sorprendido por mi solicitud, cambió el rumbo y accedió a mi petición.
Cuando mis padres salieron de su compromiso, llegó la hora de volver a casa. Ellos nos buscaron en casa de mi abuela y nos dirigimos a la nuestra. Al llegar vimos que el otro auto no estaba, entramos a casa y la refrigeradora estaba abierta. Mi madre enseguida lo entendió: ¡Nos robaron! dice. Tal cual; nos robaron un auto, las joyas de mi mamá, dinero en efectivo, algunas cosas mías, otras de mi hermana… Sin embargo, en ese preciso momento no pudimos sentirnos más agradecidos y llenos de fe. Siempre hemos sentido un especial cariño por la Virgen de Guadalupe. Estoy convencida que esa noche la Virgen estaba sentada junto a mí cuando desvié a mi padre del camino a casa.
¿Qué hubiese ocurrido si mis padres nos dejan en casa? Eso era lo que normalmente sucedía porque NUNCA antes había sugerido ir a casa de mi abuela. Hubiese acontecido lo usual: nos dejan en la puerta de la casa con llave en mano, Rigo queriendo ser el primero en entrar y los tres encerrados en casa con los ladrones que esa noche nos robaron. ¡Justo esa noche! Fue un milagro del cielo.
En otra oportunidad en Brasil, concursando en Miss Universo 2011, estaba en uno de esos días de los que uno despierta desanimada. ¡Me sentía realmente pesimista! Sentía que todas las chicas tenían más posibilidad de ganar que yo. Incluso llamé a dos personas que con sus palabras siempre me motivaban en esos momentos; pero en esa ocasión, la presión era muy grande y no veía la luz. Resulta que la agenda de ese día marcaba la visita a una parroquia. Yo pedí a mi familia, que me enviaran al hotel unas rosas para llevar a la parroquia. Íbamos ya todas las candidatas en camino a la parroquia, cuando, con flores en mano y triste, levanto la cabeza y lo primero que veo es la imagen de la Virgen de Guadalupe. No pude contener mis lágrimas. ¿Qué probabilidades había que en todo Sao Paulo, fuésemos exactamente a una parroquia de la Virgen de Guadalupe? No podía ser casualidad, fue una señal de que no estaba sola. Sí, definitivamente no lo estaba. ¡Eso fue un milagro del cielo! Inyectada de ánimos seguí en esa competencia que cambió mi vida.
Estamos rodeados de milagros, en nuestro día a día, ocurren milagros; pero no todas las veces estamos lo suficientemente despiertos para darnos cuenta. Quiero que en éste preciso momento, que estás leyendo estas líneas, pienses en todo lo grandioso e inexplicable que ha pasado en tu vida… ¡Esos son milagros! Quiero que pienses también en el milagro de la vida, y en todas las personas que han estado y están a tu lado, en los que de una u otra forma han sido instrumento de milagros. Como mi hermano Rigo, milagro de la vida, milagro de mi vida.
La fe es el verdadero refugio. Asistas o no los domingos a misa, creas o no en la figura que representa el sacerdote; ¡No pierdas la fe! Recuerda, la fe es un principio de acción y poder. Ella se cultiva dentro de nosotros y nos llena con la energía necesaria que nos permite alcanzar nuestras metas.
Besos,
Sheldry.
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